Tradúceme.

lunes, 11 de julio de 2016

Hace calor...

Quieres tocarme, siento tus ganas incluso desde aquí.  Tus ojos llevan rato tratando de librarse de mi ropa.  Con la lentitud que te permite tu mirada, pero que no te permitiría la impaciencia por tenerme. Te yergues en el  asiento tratando de disimular. Pero estás pendiente de cada centímetro de la falda de mi vestido que se sube, cuando cruzo las piernas. Hace calor, y no te has quitado la corbata. Aunque has aflojado un poco el nudo, cuando me he levantado el pelo dejando al descubierto mi cuello. El calor derrite el hielo en los vasos aguando la bebida, pero no tienes prisa, no quieres darme una excusa para que me marche. Tal vez no quiero irme.  Entreabres la boca al ver que me llevo el vaso a la boca, sin apartar la mirada de la gota húmeda que se queda en mis labios al beber. Ese pequeño detalle me ha puesto fácil seguir jugando, y sonrió, cuando la recojo con la lengua. He podido oír desde aquí como tragabas saliva, antes de dar un trago largo a lo que bebes. Me preguntas si quiero otra copa, te digo que no. Si hago esto, si sigo con esto, quiero saber qué estoy haciendo. Eres lo que cualquier mujer querría, desearía. Pero también yo soy lo que cualquier hombre querría, desearía, y las miradas de tus amigos así te lo dicen. Miras por encima de mi hombro, a la barra, donde los has dejado. Posiblemente te apremian para que des un paso más, para que me invites a subir a tu habitación, o a salir de allí, juntos.  No me giro, ellos no me interesan, solo tú. Me acerco un poco más. El tirante de mi vestido se resbala suavemente por el hombro, dándote una visión más generosa de mi escote. Lo devuelvo a su sitio muy despacio. Y apuras de un sorbo el líquido ambarino, ya sin hielo, del vaso que tienes en la mano.
Quieres tocarme, siento tus ganas incluso desde aquí. Pero sabes una cosa…quiero jugar un poco más…