Tradúceme.

martes, 23 de diciembre de 2014

(Sin asunto)

From: Valentina@....
To: Víctor@....

Casi he olvidado el tiempo que hace que no te escribo, quizá sean meses, quizá tan solo unos días.
Es Navidad amor mío ¿recuerdas cuantas veces fantaseé con pasar una Navidad contigo? Fueron muchas,  y todas ellas sucedieron tan solo en mi imaginación.
Imagina conmigo una vez más amor mío.
Fuera hace frío, no ha nevado pero las heladas hacen que cada mañana lo parezca. Los campos amanecen blancos, y los tejados de los vecinos están completamente cubiertos por escarcha, igual que debe estar el nuestro. Aunque quien sabe, bajo nuestro techo hay tanto amor y tanta calidez que quizá el hielo no cuaje, tal vez sea el único del vecindario que no haga juego en el color.
Me he pasado la tarde en la cocina, preparando todas las cosas que sé que te gustan. La mesa está puesta, y las velas encendidas haciendo brillar todos esos adornos navideños que te has empeñado en colocar.
Estoy arriba vistiéndome, me he puesto el vestido rojo que me regalaste por mi cumpleaños a pesar de saber que no es mi color. Me pinto los labios de un tono parecido y me recojo el pelo. No suelo hacerlo, es una sorpresa. Sueles decir que siempre te sorprendo, y la verdad es que espero seguir haciéndolo mucho tiempo más. Me sujeto la melena con un simple alfiler, y te imagino soltándome el pelo a los postres. Mi perfume sigue siendo el mismo que llevaba el día en que nos conocimos, no lo he cambiado y a ti te sigue gustando como huelo. Te gusta hundir la nariz en mi cuello y aspirar como si necesitases mi olor para respirar, y a mí me encanta que lo hagas.
Me miro en el espejo antes de bajar.
—Estás muy guapa— le digo a la mujer del reflejo.
—Víctor opinará lo mismo, no lo hagas esperar— me responde con una sonrisa.
Por fin mi cabeza y mi corazón están en completa sintonía, de acuerdo en todo. No he de llevarle la contraria a la mujer que me mira a los ojos desde el espejo.
Bajo las escaleras, y sales a recibirme cuando oyes mis pasos. Me tiendes la mano para ayudarme con los últimos escalones. En tus ojos veo ese amor por el que aposté mi vida. Ese amor por el que lo hubiese dado todo. En tu sonrisa veo lo feliz que te sientes, y en la mía ves que nadie lo es tanto como yo en esos momentos.
 Me atraes hacía ti y me abrazas como solo tú sabes hacerlo. Buscas mis labios y me besas, uno de esos besos largos, profundos, un autentico beso de amor. Siempre se nos dio bien comunicarnos así, porque nuestros labios hablan mucho mejor en el silencio de los besos.
Nos espera la cena, el vino, las velas, y todo el tiempo del mundo, nos espera una vida entera…
Ya puedes dejar de imaginar, nada de eso pasó, nada de eso pasará…pero sea como sea… y donde quiera que estés…
Feliz Navidad, amor mío.

Te quiere, siempre, Valentina.